Las leyes de la atracción en la amistad
Elena y Sara se conocieron en la universidad. En una clase de comunicación audiovisual el profesor puso un vídeo de los Monty Python que arrancó las risas de toda la clase durante unos segundos. Sin embargo, cuando la mayoría de la clase estaba ya en riguroso silencio y concentrada en tarea, Sara seguía sin poder reprimir su risa. Cuando Elena la escuchó, tampoco pudo evitar lanzar una sonora y rotunda carcajada. Aquello marcó el inicio de su amistad. Una gran amistad.
Cuando hablamos de relaciones afectivas, o incluso de amistad, las investigaciones siempre se orientan hacia un mismo aspecto. Suelen profundizar mucho más en los beneficios que nos aportan este tipo de vínculos que en los desencadenantes. Hablamos de esos procesos subyacentes que configuran esa “mágica conexión” repentina, pero siempre determinante. Ahora bien, hay un aspecto que es necesario saber y que sin duda nos resultará curioso.
La amistad esconde procesos mucho más complejos que aquellos que determinan la simple atracción en una pareja. Hay una serie de leyes y de dinámicas psicológicas que nos interesará conocer y que afirman que conectar es mágico.
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